Los animales de ambas razas son pollos de doble propósito y, por tanto, bastante fornidos y de carácter tranquilo. Una socialización no debería ser un problema. Tras un periodo de cuarentena de al menos tres semanas, durante el cual los nuevos pollos no deben tener contacto con los antiguos, los recién llegados se colocan en el gallinero con los demás por la noche.
Se recomienda integrar siempre en el grupo al menos dos animales que se conozcan. Es más fácil que los pollos se acostumbren al entorno ajeno y a los antiguos miembros de la manada cuando son varios. Las luchas por los puestos más altos de la jerarquía serán inevitables al principio. Una vez establecido el orden jerárquico, nada se opone a la coexistencia pacífica.