Comer huevos es cualquier cosa menos un hábito molesto en las gallinas. A menudo se mantiene a raya mediante el cambio práctico, aunque no muy apropiado para la especie, a los llamados nidos de rodillo. No es de extrañar, ya que la gallina ya no tiene la oportunidad de entrar en contacto con el huevo que acaba de poner. Más bien, ahora se aleja de su nido más rápidamente antes de que la cloaca retroceda, lo que a su vez atrae la atención de las otras gallinas hacia la cloaca que cuelga. El problema número uno, comer huevos, está resuelto, pero el problema número dos, el canibalismo cloacal, se conjura. Sin embargo, incluso el primer problema suele ser un problema “creado por el hombre”.
Comportamiento aprendido
No está en la naturaleza de la gallina el interés por comer huevos. A menos que los huevos se rompan, entonces se consumen en un abrir y cerrar de ojos por las gallinas que corren por ahí, con cáscara y todo. Sin embargo, los huevos rotos son bastante raros en la naturaleza, pero en el cuidado humano, especialmente en condiciones de alojamiento desfavorables o en exposiciones, están a la orden del día. A menudo se observa que la ingesta de huevos se produce especialmente en los meses de invierno.
Sin embargo, en la mayoría de los casos, la culpa de la miseria la tiene el criador de gallinas, que les ofrece muy pocos nidos de puesta o éstos no tienen suficiente relleno, por lo que no es raro que se rompan los huevos. Una vez que han adquirido el gusto por él, esto puede dar lugar a un comportamiento aprendido que incluso llega a hacer que las gallinas y los gallos trabajen en los huevos puestos con sus picos hasta que se rompan y puedan ser comidos.
En muchos casos, es relativamente difícil expulsar este mal hábito de las gallinas afectadas y se termina con el aislamiento completo de las gallinas que comen huevos. Una muda forzada (iniciada privando a las gallinas de comida, agua y luz), para forzar un periodo más largo sin huevos, también puede ser útil y eficaz en estos casos persistentes, porque después de la muda la ingesta de huevos suele cesar. Sin embargo, por razones de bienestar animal, debe evitarse la muda forzada. Es mejor optimizar las condiciones de alojamiento para evitar que se desarrolle ese hábito en primer lugar.
Razones de salud
Comer huevos no debe considerarse siempre un vicio en las gallinas. A menudo hay un problema de salud, sobre todo provocado por síntomas de carencia y errores de alimentación, detrás de la ingesta de huevos de las gallinas. Algunas gallinas, por ejemplo, padecen una enfermedad de las trompas de Falopio y, por tanto, ponen huevos sin cáscara o con una cáscara muy fina. Este fenómeno se observa con frecuencia, especialmente en invierno.
La razón de ello puede deberse a una deficiencia de vitamina D. Dado que la vitamina D es responsable de la regulación del equilibrio del calcio y que la cáscara del huevo se compone en gran medida de calcio, debe complementarse con los preparados adecuados. Especialmente en los meses de invierno, la luz solar natural no es suficiente para la producción de vitamina D por parte del organismo y, en la mayoría de los casos, no se puede compensar con la alimentación natural.
Los minerales también desempeñan un papel decisivo en el bienestar y la calidad de la cáscara. Si hay un déficit de minerales, se desencadena automáticamente el “apetito voraz” por la cáscara de huevo porque la ingesta de éstos compensa el déficit. Quien presta atención a un suministro suficiente y sobre todo regular (ni excesivo ni insuficiente) de minerales y vitaminas a través del alimento, sienta las bases de una buena salud sin síntomas de carencia. Sin embargo, también se aconseja precaución, especialmente en lo que respecta a las vitaminas. La remolacha y sus hojas contienen mucho ácido oxálico. El organismo de la gallina sólo puede hacer frente a esto si lo une a la cal, lo que a su vez aumenta la necesidad de cal.
La cal también es necesaria para la utilización de otros forrajes verdes, lo que hace indispensable una alimentación suplementaria de gravilla, cal de concha o forraje con cal de ácido carbónico para mantener la calidad de la concha y la salud de todo el organismo. Las cáscaras de huevo secas y hervidas son, por cierto, maravillosamente adecuadas para quitar el “hambre de huevo” de las gallinas y suministrarles de forma favorable suficiente cal y aún más sustancias (proteínas y grasas). Por último, pero no por ello menos importante, un organismo sano con una cáscara de huevo firme no sólo es la mejor prevención contra el consumo de huevos, sino también una garantía para la mayor tasa de eclosión posible con pollitos sanos y ágiles .