Los estudios de comportamiento ya han demostrado que algunas especies de aves utilizan su sentido del olfato para orientarse y buscar comida. Sin embargo, durante mucho tiempo se ha asumido que, en las aves en general, el sentido del olfato desempeña un papel muy secundario. Los ojos y el oído son sus órganos sensoriales más importantes, al menos esa es la opinión científica común.
Sin embargo, en 2008, los investigadores del Instituto Max Planck de Ornitología hicieron un descubrimiento sorprendente cuando examinaron el sentido del olfato de varias especies de aves, incluidos los pollos.
Sorprendentemente, uno de los mejores “olfateadores”, entre las nueve especies probadas, fue el pollo. Según el estudio, tiene más de 570 genes de receptores olfativos, el 80% de los cuales están activos. En comparación, los humanos tienen alrededor de 1000 de estos genes, pero sólo el 50% de ellos están activos. Además, se pudo detectar una clase completamente nueva, hasta ahora desconocida, de genes de receptores olfativos, que no se expresan en los mamíferos ni en los peces, ni siquiera en los reptiles estrechamente relacionados con las aves. Sin embargo, los investigadores aún desconocen la función de estos receptores olfativos específicos de las aves.
Por lo tanto, se puede suponer que el pollo “olfatea” mucho más su entorno a través de la nariz de lo que se creía. De este modo, le sirve principalmente para la búsqueda de alimento, el reconocimiento temprano de los depredadores y la asignación de compañeros o amigos.